Tras la lectura del Evangelio se presentaron las catequistas y el párroco de San Martín las exhortó a cumplir fielmente su misión en nombre de toda la comunidad cristiana. Después renovaron la profesión de fe y sus compromisos y recibieron una bendición especial por parte del sacerdote. El rito terminó con el beso al Evangelio de todas las catequistas.
Oh Dios, fuente de toda luz y origen de todo bien, que enviaste a tu Hijo único, Palabra de vida, para revelar a los hombres el misterio escondido de tu amor, bendice a estos hermanos nuestros, elegidos para el servicio de la catequesis: concédeles que, al meditar asiduamente tu Palabra, se sientan penetrados y transformados por ella; y sepan anunciarla con toda fidelidad a sus hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
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