Las dos veces que he tenido la oportunidad de visitar vuestra hermosa ciudad, me han llamado la atención, además de su historia repleta de nombres famosos que escribieron grandes paginas del descubrimiento y evangelización del Nuevo Mundo, la belleza de sus monumentos y plazas y el semblante regio y acogedor de sus gentes. Pero sobre todo esa presencia de la imagen de la Santísima Virgen de la Victoria que desde su ermita del castillo preside toda la vida ciudadana. Es como si desde lo alto, la Virgen siguiera alentando a sus hijos como a aquellos cristianos que conquistaron la ciudad, para que en medio de las dificultades de la vida no pierdan la esperanza de alcanzar la victoria que nos viene de su Hijo Jesucristo al que ella nos muestra entre sus manos.
Trujillo es un monumento en piedra y también la imagen de su patrona lo es. Que estos días en torno a la Virgen de la Victoria nos ayuden a todos, pequeños, jóvenes y mayores a cimentar bien nuestra vida en la roca de la fe que nos haga a todos miembros cada vez más vivos de la Santa Iglesia.
Saludo especialmente a los sacerdotes de Trujillo, a las comunidades religiosas de vida contemplativa y activa que en esta ciudad son tan numerosas, a todos los fieles. No quiero olvidar a las autoridades de tan noble ciudad.
Espero estar muy pronto entre vosotros y pido al Espíritu Santo que me ilumine para cumplir bien la misión que la Hermandad me encomienda. A todos deseo unas felices fiestas bajo la mirada materna y protectora de la Santísima Virgen de la Victoria.
Rvdo. D. Antonio Sanfélix Forner
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