En el marco incomparable de la Catedral Vieja de la diócesis, tuvo lugar el pasado sábado 23 la solemne apertura del proceso de canonización de Benedicto Barbero y 18 compañeros sacerdotes de la diócesis martirizados en la persecución religiosa de los años treinta en el siglo XX. Todos ellos murieron por ser sacerdotes y sin tener ninguna vinculación política. Murieron después de sufrir grandes torturas y vejaciones y lo hicieron sin rencor, ofreciendo su perdón a aquellos que les quitaban la vida.
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