sábado, 22 de julio de 2017

Domingo XVI T. Ordinario.

LA MOSTAZA, LA LEVADURA Y LA CIZAÑA
E1 evangelio que se lee este domingo también va de parábolas. Nada menos que tres. La central es la de la cizaña, seguida de dos semejanzas paralelas: el grano de mostaza y la levadura, finísimos símbolos de las características del Reino instaurado por Jesús.

La fuerza de las imágenes está en el contraste entre la semilla casi microscópica o lo exiguo de la levadura y la inmensidad del árbol o de la masa fermentada. El Reino de los cielos ha comenzado de manera insignificante con un “pastor” contestado y crucificado, y un pequeño rebaño; pero con una fuerza capaz de alterar y revolucionar la historia. El crecimiento es su dinamismo eficaz desarrollado en medio de luchas dramáticas. En el campo de la historia se contraponen el amo y el enemigo, el grano y la cizaña, el arrancar o el dejar sobrevivir hasta el final.

La parábola de la cizaña muestra dos enseñanzas fundamentales: la presencia del maljunto al bien, la necesidad de la paciencia. Los puritanos, los fogosos, los intransigentes quieren que el mal desaparezca, que llueva fuego sobre los perversos, que el hacha corte el árbol sin frutos. Esto es un peligro que puede derivar hacia un fariseísmo cristiano, que sueña comunidades perfectas y separadas. Es conveniente vivir de frente o al lado del mal sin pensar obsesivamente en su destrucción; recuérdese que Jesús fué amigo de publicanos y pecadores, que dialogó y comió con ellos y con personas justas y piadosas. En toda circunstancia fué más médico que juez.

La misteriosa mezcla de bien y mal, de esplendores y de miserias que es la historia y la humanidad, es también el campo para una paciente acción del Reino y de la Iglesia. No todo desembocará en ruina, sino en una triunfal “cosecha” de Dios, que hará brillar todo el bien diseminado en los siglos y en las tierras diversas de nuestro mundo.

No deja de ser interpelante comparar la paciencia de Dios, libre de intransigencias y radicalismos, con la impaciencia de muchos creyentes, que se hacen jueces implacables para defender la pena de muerte y la tortura con fines ejemplares. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario